El Viaje del Colibrí
Había una vez un pequeño colibrí llamado Pablo que vivía en un hermoso jardín. Aunque era diminuto comparado con los otros animales del bosque, tenía un gran deseo en su corazón: quería ayudar a su comunidad.
Un día, el bosque fue golpeado por un gran incendio. Los animales corrían en todas direcciones, buscando refugio y asustados por las llamas que se acercaban. Pablo, a pesar de su tamaño, decidió hacer algo al respecto.
El colibrí voló hacia un pequeño arroyo y comenzó a tomar gotas de agua en su pequeño pico. Una y otra vez volaba al incendio y dejaba caer una gota de agua. Los otros animales, sorprendidos por la audacia del colibrí, le preguntaron: "Pablo, ¿qué estás haciendo? ¿Cómo puedes ayudar con una gota de agua?"
Pablo respondió: "Sé que una sola gota de agua no apagará el incendio, pero estoy haciendo mi parte. Estoy haciendo lo que puedo."
Los demás animales se sintieron inspirados por la valentía de Pablo y decidieron unirse a él. Juntos, formaron una cadena de ayuda y comenzaron a llevar agua al incendio. Poco a poco, las llamas se extinguieron.
Aunque el fuego había causado daños, el bosque comenzó a recuperarse gracias al esfuerzo conjunto de los animales. Pablo, el pequeño colibrí, había demostrado que incluso la criatura más pequeña podía marcar la diferencia cuando hacía su parte.
La historia del colibrí se convirtió en una leyenda en el bosque, y todos los animales aprendieron la valiosa lección de que no importa cuán pequeños seamos, siempre podemos contribuir de alguna manera para hacer del mundo un lugar mejor.
El mensaje del cuento es claro: cada uno de nosotros, sin importar cuán pequeños o aparentemente insignificantes nos sintamos, tiene el poder de hacer una diferencia. Siempre podemos contribuir y marcar un impacto positivo en nuestro entorno y en la vida de los demás.
Fin.
Este cuento nos recuerda que la acción, por más pequeña que sea, puede ser significativa y que cada uno de nosotros tiene el potencial de marcar la diferencia en el mundo.